La Fundación Vida Silvestre, junto a WWF y otras entidades, impulsa un proyecto en San Pedro que busca proteger al yaguareté y mejorar la calidad de vida de las familias locales. Con un enfoque integral, la iniciativa combina conservación y producción, destacando la importancia del acceso al agua y la colaboración comunitaria.
La Fundación Vida Silvestre, lleva adelante una iniciativa práctica en la región centro de Misiones, específicamente en Cruce Caballero, y zonas aledañas. El proyecto “Restaurando la Selva Misionera para la Naturaleza y la Gente” busca preservar el hábitat del yaguareté mientras mejora la calidad de vida de las familias locales. Según explicó Jonathan Villalba, especialista en restauración y comunidad, la intervención se centra en un enfoque integral que combina conservación y producción. Para esto, reciben apoyo de el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), entidad que promueve el financiamiento, la implementación y la visibilización de los trabajos que hace la fundación.
Villalba señaló que el proyecto se basa en un estudio del Paisaje Óptimo para la Conservación del Yaguareté (POCY), desarrollado por el CONICET, INTA, CeIBA y otras institciones. Este diagnóstico identificó la región entre Paraje Semillera y Piñalito como un área ideal para la conservación del yaguareté, una especie paraguas cuya protección beneficia a toda la cadena ecológica. “Conservar al Yaguareté significa que por debajo de ella también estarán otras especies que son necesarias para la supervivencia de esta especie, y por ende el ecosistema”, afirmó Villalba.
El proyecto, que comenzó en 2023, busca restaurar el hábitat natural mediante la plantación de árboles nativos en diferentes sistemas y mejorar el acceso al agua para las familias locales. Con 93 familias involucradas hasta 2025, la iniciativa pretende equilibrar la necesidad de producción con la conservación ambiental.



Colaboración con la comunidad y entidades locales
La Fundación Vida Silvestre trabaja en estrecha colaboración con entidades locales como el INTA y la Secretaría de Desarrollo Rural y Ambiente. Estas instituciones no solo contribuyen con el proyecto, sino que también facilitan capacitaciones técnicas a las familias. Villalba destacó la importancia de contar con un equipo de trabajo local, lo cual favorece la implementación y aceptación del proyecto en la comunidad.
El acceso al agua es uno de los pilares del proyecto. Se realiza un relevamiento con cada familia para identificar las características de sus vertientes y se implementan sistemas de filtros y reservorios para garantizar su acceso. “Es imposible pensar que una familia pueda conservar o proteger al medioambiente si no tiene el acceso a servicios básicos”, explicó Villalba.
La implementación de la protección de vertientes se presenta como una solución integral que aborda tanto las necesidades productivas como las ambientales de las familias. Según Villalba, el proceso comienza con un minucioso relevamiento con las familias, donde se identifican las características específicas de cada vertiente. “Ahí va, se hace un relevamiento, se identifica qué tipo de vertiente se va, cuál es el tipo de vertiente que tiene”, señaló Villalba, enfatizando la importancia de este análisis para establecer las necesidades particulares de cada hogar.
Una vez identificadas las características de la vertiente, se procede a la implementación de métodos adecuados para asegurar el acceso al agua. Villalba explicó que se utilizan principalmente dos métodos: la instalación de filtros fabricados con tubos PVC o tubos plásticos, y la instalación de tubos de cemento como reservorios. La elección del método depende del historial de la vertiente y del manejo que la familia haya realizado. “Cada vertiente es un mundo aparte”, afirmó Villalba, destacando la singularidad de cada caso y la necesidad de un enfoque personalizado.
Además, mencionó que el manejo inadecuado, como el desmonte sobre las cabeceras de vertientes, puede agravar la problemática del agua, especialmente en épocas de sequía, recordando que el bosque desempeña un papel crucial en la infiltración y emanación de agua hacia las vertientes.




Proteger la biodiversidad y mejorar la producción
La convivencia entre la fauna y la comunidad es otro desafío. Villalba mencionó que el monitoreo de la biodiversidad, realizado con cámaras trampa, reveló una alta presencia de perros que ahuyentan a la fauna local. “El 50% de las imágenes que salieron en esas cámaras fueron de perros”, informó. Para favorecer la coexistencia con el yaguareté, el proyecto también contempla un plan sanitario para los animales domésticos.
Las familias participantes se benefician de la instalación de sistemas agroforestales en cultivos de yerba mate y otras prácticas sostenibles. Así, el proyecto no solo atiende las necesidades ambientales, sino también las productivas de la comunidad. “La plantación de árboles nativos está asociada también a la mejora del acceso al agua”, resaltó Villalba.
El especialista advirtió sobre la desinformación que circula en torno al yaguareté y la importancia de proporcionar información veraz a la comunidad para evitar conflictos. “Es muy natural que circulen videos que son de Brasil o de otras regiones, con noticias falsas sobre predaciones del yaguareté”, comentó. La educación y la concienciación son fundamentales para lograr una convivencia armónica.
El proyecto “Restaurando la Selva Misionera para la Naturaleza y la Gente” se erige como un modelo de desarrollo sostenible que busca reconciliar las necesidades humanas con la conservación del medio ambiente. A través de un enfoque integral y colaborativo, la Fundación Vida Silvestre trabaja para garantizar un futuro en el que la naturaleza y la humanidad coexistan en armonía.


