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No es lo mismo hablar del estado de una chacra que de una chacra sin Estado

En el corazón productivo de Misiones, más de 17 mil chacras familiares enfrentan desafíos agronómicos, económicos y climáticos. El INTA Cerro Azul brinda asistencia técnica, desarrolla tecnología adaptada y genera información pública clave. Su presencia es vital para sostener la producción y el arraigo rural en la región.

Por Lic. Adrián De Lucía. Investigador de la EEA INTA Cerro Azul.

Los Departamentos de San Pedro; Guaraní, 25 de Mayo, Cainguás, Oberá, L. N. Alem, San Javier, Concepción de la Sierra, Apóstoles, Candelaria y Capital comprenden 44 Municipios y ocupan una superficie de 1.114.811 hectáreas donde se concentran 17.014 Explotaciones Agropecuarias.

En dicha área, el 84 % de los establecimientos presentan superficies menores a 50 hectáreas y abarcan aproximadamente 320.000 ha. Estas chacras son conducidas mayoritariamente por productores familiares, donde la mayor parte del trabajo es aportada por los miembros de la familia, vive en su explotación, posee escaso equipamiento e infraestructura, insuficiente capacidad de acumulación de utilidades para aumentar sus dotaciones de tierra y capital. Utiliza sistemas productivos diversificados, complementando actividades de cultivos industriales, forestación, ganadería, producciones destinadas al consumo familiar y venta de excedentes: hortalizas, maíz, mandioca, poroto, batata, zapallo, frutales, productos de granja, piscicultura y apicultura, entre otros. Estos Departamentos corresponden al área de influencia de la Estación Experimental de INTA Cerro Azul.

El productor de una típica chacra diversificada misionera convive cotidianamente tratando de resolver las variadas problemáticas agronómicas que van surgiendo de los diferentes cultivos que conduce. Pese a su sabiduría y experiencia, muchas veces requiere de asistencia externa para mejorar su producción. Sería muy aventurado pensar que un productor con perfil familiar, pese a su esfuerzo, pueda acceder a la asistencia técnica de un profesional privado considerando que, según el valor sugerido por el Colegio de Ingenieros Agrónomos (CPIA), sus honorarios de base ascenderían a $50.000 por hora de campo o $337.500 por día de campo, más un costo de movilidad igual a 0,5 litros nafta Premium por kilómetro recorrido.

La presencia de 8 Agencias de Extensión del de la EEA INTA Cerro Azul distribuidas en los 11 Departamentos permite al productor realizar consultas, recibir asesoramiento y asistencia técnica gratuita durante todo el año. Mediante visitas periódicas a las chacras que lo demanden, sumado a cientos de charlas, capacitaciones, artículos de divulgación y jornadas a campo;  el Área de Extensión (compuesta por 36 agentes y 3 becarios de postgrado) trata de dar respuestas técnicas que contribuyan a resolver problemas de los más diversos temas que preocupan al productor. A razón de un agente cada 500 explotaciones agropecuarias, colaboran además en la formalización de acuerdos, el fortalecimiento de las organizaciones e instituciones rurales, ferias barriales, las relaciones institucionales, la formulación y seguimiento de proyectos, la implementación y seguimiento de buenas prácticas agrícolas, de manufactura y gestión de calidad, entre otras actividades.

Los cultivos se enfrentan a nuevas plagas, enfermedades, situaciones ambientales y/o demandas del mercado que requieren soluciones innovadoras, nuevas estrategias de manejo, nuevos productos de control, nuevas variedades, etc. situación que conduce a la constante generación de tecnología, su validación y adecuación. Los laboratorios y empresas privadas lanzan al mercado periódicamente nuevos desarrollos que en muchos casos deben someterse a ajustes técnicos locales dadas las características ambientales, culturales y socio-económicos de cada región y según el tipo de productor. Resulta económicamente inviable o al menos riesgoso que un productor asuma ese rol.

Los ensayos de variedades, agroquímicos, laboreos y nuevas prácticas o técnicas agrícolas, permiten conocer y ajustar su implementación sin someter al productor a potenciales riesgos económicos. Estos ensayos deben ser conducidos por profesionales idóneos que aplican protocolos científicos estandarizados a nivel internacional, siendo esenciales para proporcionar información valiosa sobre el potencial de rendimiento, la resistencia a plagas y enfermedades, y otras características importantes que pueden ayudar a mejorar la gestión de los cultivos y aumentar la productividad agrícola. El INTA experimenta, investiga, desarrolla, valida y ajusta tecnología de manera constante, generando información local pública disponible y gratuita. Dada su disposición estratégica en todo el territorio argentino, las tecnologías recomendadas en cada región son particularmente ajustadas según las realidades y necesidades de esa zona y difieren respecto a otra. Como no existe una única “receta agronómica” aplicable a cualquier chacra del país toma relevancia su territorialidad y federalismo.

En particular, para llevar a cabo estas actividades la Estación Experimental de INTA Cerro Azul cuenta con un área de Investigación integrada por 38 profesionales, 5 técnicos y 15 apoyos Técnicos, que buscan soluciones tecnológicas para poner a disposición del productor.  

Fundado en su experiencia, cualquier productor puede gestionar sus cultivos según las temperaturas, la ausencia de heladas, las lluvias que se avecinan y/o en base a los pronósticos diarios, sin embargo, los patrones climáticos sufren cambios y esto genera la necesidad de alterar o adecuar los procedimientos rutinarios y culturales utilizados. La EEA Cerro Azul cuenta con la información meteorológica más completa del territorio con una estación agro meteorológica con 60 años de datos de 11 variables agrometeorológicas registrados en 3 momentos del día todos los días del año y 47 estaciones termopluviométricas repartidas estratégicamente por toda la provincia. Estas respetan las normas de la Organización Meteorológica Mundial, suministran datos al Servicio Meteorológico Nacional. Esta información es pública y está disponible para cualquier ciudadano, y su análisis permite identificar tendencias y patrones climáticos a lo largo del tiempo y proporcionar información relevante para la planificación agronómica y mitigación de riesgos climáticos.

Las cartas de suelo permiten conocer las características físicas y químicas de un área determinada siendo necesarias para el estudio y manejo de los recursos naturales, y para la toma de decisiones productivas, de infraestructura y ambientales. Imaginemos un productor, un emprendedor o una empresa privada que requiera información acerca de las características de los suelos de una zona en particular para decidir donde emplazar su emprendimiento agrícola. En algunos casos, tal vez podría contratar un costoso servicio privado para que tome las muestras, haga el estudio y genere cartas de suelo de diversas chacras y así elegir la más conveniente, aunque solamente de las que ha podido evaluar. Sin embargo, las Cartas de Suelo desarrolladas por el INTA son públicas y gratuitas, así por ejemplo: la Carta de Suelos del Departamento Guaraní (Misiones) que abarca más de 320 mil hectáreas y ofrece información clave sobre el tipo y la distribución de los suelos de un Departamento completo.

Por otra parte, podría pensarse ¿Cómo podría un pequeño productor averiguar cuál de las nuevas variedades disponibles en la agropecuaria le será de mayor utilidad, cual se adaptaría bien a su chacra, cual soportara mejor los embates de las plagas y enfermedades viejas y las emergentes?

Una posibilidad muy utilizada sería conversando con el vendedor o algún vecino que la haya probado, asumiendo el riesgo de que, bajo sus condiciones, no funcione como esperaba. Entre otras opciones, tal vez más irracionales, podría pensar en realizar pruebas de  diferentes materiales en su chacra, considerando que actualmente, a modo de ejemplo, una bolsa de semillas de maíz que alcanza para sembrar una hectárea tiene un costo que supera a los 150 mil pesos. ¿Cuantos pequeños productores tendrían capacidad económica para adquirir distintas bolsas para probar que variedad será la más conveniente?

Otra opción menos onerosa sería recurrir a los portales web de los semilleros y, revisando en los catálogos la información que se publicita, elegir la variedad que más se ajuste a sus condiciones. Allí podría interpretar las características relevantes de la variedad y las recomendaciones técnicas, y considerar además que gran parte las nuevas variedades e híbridos comerciales requieren de costosos paquetes tecnológicos para expresar su potencial y justificar su adquisición.

Las grandes empresas semilleras, por lógicas razones comerciales,  no presentan interés en el desarrollo de variedades específicas para zonas marginales y pequeñas superficies, y raramente muestran interés por cultivos marcadamente regionales y con escasa potencialidad agronómica de expansión a otras regiones por razones de adaptación. Puede apreciarse que los catálogos comerciales de variedades e híbridos de maíz, soja y sorgo por ejemplo muestran ausencia de información acerca de su adaptación a las condiciones de la provincia, así como la ausencia de catálogos de variedades para cultivos regionales.

¿Podemos imaginar un privado invirtiendo en el desarrollo de genética vegetal para un mercado de alrededor de 30 mil hectáreas de maíz, 30 mil de mandioca, 5 mil de soja o 400 ha de stevia, por citar algunos ejemplos? El desarrollo de nuevas variedades o híbridos vegetales es una actividad que obligatoriamente debe ser llevada a cabo por un “Criadero” inscripto en el Registro Nacional de Comercio y Fiscalización de Semillas del Instituto Nacional de Semillas (INASE), asimismo la producción y comercialización de semillas bajo el régimen de fiscalización requiere de un “Semillero” inscripto.  El proceso de creación de plantas mejoradas implica diferentes etapas: -a) Investigación y desarrollo: estudios que permiten identificar en los bancos de germoplasma, genes que mejoren la calidad, sanidad y/o el rendimiento de las plantas; – b) Mejoramiento genético: mediante técnicas de hibridación y selección para combinar dichas características; -c) la Biotecnología: para detectar y/o introducir características específicas en las plantas; -d) Ensayos de rendimiento en campo para evaluar el comportamiento su adaptación a diferentes condiciones ambientales y edáficas; -e) el Registro y protección: las variedades nuevas se registran en el Registro Nacional de la Propiedad de Cultivares para proteger los derechos de los creadores, y en el Registro Nacional de Cultivares para poder ser comercializadas. Todo este proceso tiene una duración entre 8 y 10 años, y demanda: germoplasma (colecciones de variedades que aporten diversidad genética), infraestructura (campos, laboratorios, maquinaria, equipos especiales), recursos humanos especializados y mucha mano de obra calificada y un altísimo costo económico.

La conservación de los recursos genéticos, in situ o en colecciones de germoplasma tiene por objeto preservar la diversidad genética a fin de evitar la pérdida de genes producida por el avance de las fronteras agrícolas sobre las poblaciones naturales de las especies locales. En la EEA Cerro Azul estudia y mantiene más de 20 colecciones y/o bancos de germoplasma (yerba mate, té, stevia, maíz, soja, mandioca, frutales, pasturas, entre otros). Esos recursos genéticos conservados son una fuente de nuevas combinaciones genéticas para ser usados en los programas de mejoramiento para el desarrollo de variedades que respondan ante los cambios ambientales que se manifiestan en nuestra región.

En la provincia de Misiones existe un solo “CRIADERO” (INTA: Criadero Nº 714AHIJ1ONP) y un solo “SEMILLERO” inscripto en el INASE (Asociación Cooperadora de la EEA INTA Cerro Azul: Semillero Nº 2077DK2) dedicados al desarrollo/multiplicación de materiales mejorados respectivamente. La EEA Cerro Azul ha desarrollado nuevos cultivares mejorados genéticamente y adaptados a las condiciones locales y en algunas especies es pionera: más de 15 variedades de yerba mate y las inéditas con un 30 % más de rendimiento mayor que estarán disponibles próximamente, la genética INTA en yerba mate se comercializa a razón de 300 kg de semillas anuales capaces de dar lugar a millones de plantines que ocupan gran parte del territorio provincial; té de alta producción, buena calidad y tolerancia a frio y sequia y los nuevos materiales gourmet en desarrollo; stevia con un 16 % más de glucósidos de steviol; mandioca con mayor potencial de rendimiento y buen comportamiento frente a bacteriosis; maíz no transgénico adaptado con rindes ampliamente superiores a las variedades criollas y los futuros materiales tolerantes a Spiroplasma (chicharrita); soja no transgénica con resistencia a enfermedades y nuevos materiales transgénicos resistentes en proceso de inscripción, soja con elevado contenido de antioxidantes, alta proteína y calidad nutraceutica próximos a inscribirse. Todos estos desarrollos puestos a disposición del productor mientras que continúan los programas de mejoramiento en busca de próximas creaciones.

La EEA INTA Cerro Azul trata, en algunos casos, de remediar las debilidades de cada región con propuestas superadoras. Ejemplos de esto son: -la utilización del sorgo y diversas pasturas para cubrir la demanda de alimento del ganado durante la época invernal; -la implementación y ajuste de sistemas silvopastoriles propuesta por INTA que permite una mayor eficiencia en la producción de carne con menores emisiones de metano y una huella hídrica más baja en comparación con el sistema ganadero tradicional de pastoreo a cielo abierto,  combinando rentabilidad y cuidado del medio ambiente; -las propuestas inmediatas para el control integral de nuevas plagas como la chicharrita del maíz; -la evaluación y desarrollo de sustratos para la mejora en la producción de plantines; -la evaluación y elaboración de yerbas compuestas revalorizando productos locales; -la evaluación de la eficacia de las vacunas antiparasitarias en ovinos y caprinos; -los análisis de estructura de costos de diversas producciones regionales; -el procesamiento de imágenes multiespectrales de drones generando mapas de alta resolución; -el agregado de valor a la producción mediante el procesamiento de frutas; -los análisis y sistematización de suelos; entre otras cuestiones que aborda en la actualidad.

El quehacer diario de cualquier técnico de la EEA INTA Cerro Azul es definido en base a las directrices y demandas de los principales representantes del sector que participan de los consejos directivos regionales y de cada localidad, en base a las necesidades del sector productivo agropecuario de nuestra provincia.   

El único propósito de un técnico de la EEA es tratar de mejorar la calidad de vida de cada productor misionero. Por esto y en base a lo expresado resumidamente en este texto, podríamos aventurarnos a suponer que “No sería nada complicado poder hablar del estado de una chacra misionera, pero sería difícil imaginar una chacra misionera sin la presencia activa del Estado”.

Adrián De Lucía. Investigador de la EEA INTA Cerro Azul.

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