El reciente decreto del gobierno modifica la estructura del INTA, centralizando decisiones y generando inquietud entre productores y trabajadores en Misiones. Organizaciones y profesionales destacan la importancia del instituto para el desarrollo agropecuario y científico, mientras que el temor a la pérdida de autonomía y federalismo resuena en las regiones afectadas. La reestructuración plantea desafíos significativos para el futuro del INTA y su papel en el sector agropecuario.
El gobierno nacional publicó un decreto que modifica la estructura del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), generando inquietud en Misiones y otras regiones del país. El decreto, parte de una serie de cambios en organismos nacionales, busca “agilizar” la articulación con otras áreas del Estado, aunque el INTA perderá su autarquía y pasará a depender de la Secretaría de Agricultura. Estas transformaciones han suscitado reacciones de apoyo y preocupación, especialmente entre aquellos vinculados al sector agropecuario.
Respaldo al INTA y Preocupaciones
Organizaciones como la Federación Agraria Argentina (FAA) y la Comisión Episcopal de Pastoral Aborigen han expresado su respaldo al INTA, destacando su papel crucial en el desarrollo agropecuario y científico. Afirman que, aunque es necesario revisar y modernizar sus estructuras, el INTA no debe ser desmantelado. Estas entidades resaltan la importancia del instituto para las comunidades indígenas y el ámbito rural en general.
Silvina Fariza, secretaria general de la Asociación del Personal del INTA en Cerro Azul, expresó su preocupación por el impacto del decreto en el personal del instituto. Según Fariza, el decreto no aborda mejoras específicas para el INTA y sus trabajadores, generando incertidumbre sobre el futuro del organismo. Fabio Wyss, director del INTA centro regional Misiones, también manifestó que estos cambios afectan negativamente la estructura del instituto tanto a nivel nacional como regional.
En Misiones, el INTA cuenta con aproximadamente 230 trabajadores que operan en estaciones experimentales y agencias de extensión en Montecarlo y Cerro Azul. El instituto ha establecido vínculos con más de 20 mil productores en la provincia, brindando asistencia técnica y promoviendo la investigación aplicada al sector agropecuario. Fariza destacó que el INTA colabora estrechamente con el sector privado en la mejora genética de cultivos como el pino y la yerba mate, beneficiando a una amplia gama de productores.
El impacto del decreto también ha generado preocupaciones sobre la pérdida de autonomía y la capacidad de decisión del INTA. Wyss explicó que, anteriormente, un Consejo Directivo Nacional, con representación regional, tomaba decisiones clave sobre proyectos y presupuestos. Sin embargo, el nuevo decreto elimina estos cuerpos, centralizando la toma de decisiones en el presidente.
La reestructuración del INTA ha suscitado críticas por la pérdida de federalismo y autonomía, elementos que, según Wyss, son fundamentales para alinear el trabajo del instituto con las necesidades regionales. Misiones, con su vasta red de productores y su papel destacado en diversas temáticas agropecuarias, se ve particularmente afectada por estos cambios. A pesar de la incertidumbre, el respaldo de instituciones y colegios de profesionales destaca el valor del trabajo del INTA en la región.
El decreto del gobierno sobre el INTA ha generado una ola de reacciones entre trabajadores, productores y organizaciones vinculadas al sector agropecuario. Mientras algunos defienden la necesidad de modernización, otros temen que estos cambios comprometan la efectividad y alcance del instituto. La situación en Misiones, con su fuerte dependencia del INTA, ilustra los desafíos que enfrenta el organismo en el futuro inmediato.