Los expertos destacan la importancia de la luz en la producción de huevos durante el invierno, recomendando la suplementación con luz artificial. La ubicación estratégica de los galpones y prácticas amigables con los animales también influyen en la producción.
Con la llegada del invierno, la producción de huevos puede enfrentar desafíos significativos debido a la disminución de las horas de luz. Lilian Sosa, veterinaria y directora de avicultura en el Ministerio del Agro, explicó la importancia de mantener un fotoperiodo constante para asegurar una producción óptima de huevos. “Una gallina ponedora necesita un promedio de 14 a 16 horas de luz por día para mantener una producción óptima de huevos. Esta luz puede ser natural o artificial o una combinación de ambas”, señaló Sosa.
La especialista destacó que durante el invierno, debido a los días más cortos, es necesario suplementar con luz artificial para mantener el ciclo de luz necesario. “La luz penetra por el ojo del ave y estimula la parte del sistema reproductivo hormonal que hace que la gallina ovule”, explicó Sosa. Así, la iluminación adecuada se convierte en un elemento crucial para la regulación de la producción.
Por otro lado, Ramona Espíndola, productora de huevo e integrante de la Cooperativa Agrícola Mujeres Unidas Limitada, compartió su experiencia sobre los efectos de la luz en la producción. “En invierno los días son más cortos de luz. Entonces tenemos que poner luz artificial que es la luz energética”, afirmó Espíndola.

Importancia de un programa de iluminación adecuado
Sosa resaltó que la implementación de un programa de luz desde la etapa inicial de las aves es fundamental. “En el caso de la ponedora, por ejemplo, se recomienda iniciar con un periodo de 24 horas de luz en las primeras semanas”, indicó, explicando que esto facilita la adaptación de las aves. Además, enfatizó la necesidad de contar con focos de repuesto para evitar interrupciones en la iluminación.
En cuanto a los pollitos bebé, Sosa resaltó la importancia de proporcionarles luz adecuada desde su llegada. Las luces infrarrojas o de 150 vatios son esenciales, ya que además de iluminar, ofrecen la fuente de calor necesaria durante la primera semana de vida, cuando los pollitos aún no regulan su temperatura interna. La temperatura ambiente debe mantenerse alrededor de 32 grados centígrados para asegurar su bienestar. “Es crucial que los focos estén a una distancia no mayor de dos metros del lomo del animal, y que estén protegidos para dirigir la iluminación al suelo donde se encuentran las aves”, explicó Sosa.
Por su parte, Espíndola destacó los problemas que pueden surgir durante días grises y lluviosos. “El tema es cuando llueve y está oscuro, con la luz solamente del foco no alcanza. Y ahí es donde sí, baja la postura”, declaró, subrayando la importancia de un manejo adecuado de la luz para evitar pérdidas.

Condiciones climáticas y ubicación de los galpones
El frío también puede impactar en la producción, como explicó Espíndola, quien compartió cómo han enfrentado este desafío. “Nuestros galpones están ubicados de manera que no nos afecta el viento sur”, mencionó, señalando que la ubicación estratégica puede prevenir la mortalidad de las gallinas debido al frío.
Además, Espíndola explicó la importancia de tener galpones bien equipados para enfrentar las bajas temperaturas. “El galpón tiene que estar cerrado, la parte del sur siempre. Y los laterales y los costados del galpón deben tener cortinas”, detalló, mencionando que estas prácticas permiten ventilar el gallinero, la entrada de luz cuando el clima es apto, y al cerrarlas ayudan a mantener el calor generado por las propias gallinas.

Beneficios de liberar las gallinas
Espíndola también habló sobre las ventajas de permitir a las gallinas salir al aire libre en días soleados. “La gallina tiene que estar encerrada hasta las 11-12 de la mañana, hasta que pongan todos los huevos. Y después de ese horario vos le podés soltar afuera”, explicó, destacando que esto no solo mejora el bienestar de las gallinas, sino que también reduce el estrés. Espíndola resaltó las cualidades únicas de los huevos producidos por la cooperativa. “Son gallinas felices, son cuidadas personalmente, artesanalmente por las productoras”, afirmó, indicando que estos huevos son seguros, sanos y orgánicos.
Tanto Sosa como Espíndola subrayaron la importancia de la luz y el manejo adecuado de las condiciones climáticas para asegurar una producción eficiente y sostenible de huevos durante el invierno. La combinación de un programa de luz adecuado, protección contra el frío y prácticas amigables con los animales puede marcar la diferencia en la producción avícola.
