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De la herencia tabacalera a la chacra multiproductiva: productores de Salto Encantado marcan el rumbo de la agricultura familiar

En Salto Encantado, dos familias rurales decidieron dejar atrás la dependencia del tabaco y la yerba mate para apostar a producciones diversificadas, orgánicas y vinculadas a las ferias francas. Desde la horticultura hasta la piscicultura, buscan garantizar alimentos sanos, ingresos estables y un futuro con más alternativas para sus hijos.

En la chacra de Raúl Alberto Reichert y Carmen Rosa Hirschfeld, la producción es sinónimo de tradición y cambio. “Hace 35 años que vivo en esta chacra y hace 20 que trabajamos en la Feria Franca. Producimos pepino, zapallito, tomate, remolacha y hasta piscicultura con un pesca y pague”, contó Raúl, quien explicó que dejaron la yerba y el tabaco cuando los precios ya no sostenían a la familia.

La decisión de diversificar fue clave para abrir nuevas oportunidades. “Siempre buscamos alternativas para sostener la economía. La piscicultura es un ingreso más y también una pasión. Criamos carpa capim, pacú y bagre con recursos de la chacra como maíz y mandioca”, señaló el productor, que sueña con ampliar la experiencia con una pileta para visitantes.

Para Carmen Rosa Hirschfeld, la feria fue un punto de inflexión. “Nos abrió puertas, nos permitió conocer gente y otras alternativas para el hogar. Además, la feria le dio a la mujer un lugar de reconocimiento y participación activa”, destacó. Aseguró que el trabajo en comunidad es una de las riquezas más grandes: “Siempre nos apoyamos entre todos, compartimos fiestas, reuniones y nos sentimos acompañados”.

La apuesta por lo orgánico no es una novedad, sino una práctica de siempre. “En las ferias todo lo que producimos es orgánico. La gente busca verdura fresca y saludable. Desde chicos nos criamos produciendo alimentos sin químicos y eso se transmite a las nuevas generaciones”, explicó Carmen.

En esa continuidad aparece Rocío Magalí Reichert, hija de Raúl y Carmen, actual embajadora provincial de las ferias francas. “Desde que tengo memoria estoy en la feria. De chica dormía debajo de la mesa mientras mis padres vendían. Hoy me toca representar ese esfuerzo y orgullo”, relató Rocío, quien combina el estudio del profesorado de matemática con la ayuda en la chacra.

El valor de la feria también está en la identidad. “No es fácil producir alimentos, hay que estar siempre al día, pero me siento muy orgullosa de representar este trabajo. Más allá de que busque otras oportunidades con la docencia, siempre voy a producir mis alimentos”, aseguró.

Otra familia de Salto Encantado comparte el mismo camino de transformación. Antonio Riveros y Nelda Hirschfeld, junto a sus hijos, dejaron el tabaco para dedicarse a la horticultura. “El tabaco requería mucho esfuerzo y no era sano. Ahora producimos pepino, tomate, lechuga y frutilla. También cebolla, que tuvo mucha demanda en la zona”, contó Antonio.

Nelda explicó que la decisión tuvo un fuerte componente familiar. “Lo hicimos por nuestros hijos, para que consuman cosas más sanas. Además, los ingresos de la feria ayudan a mantenerlos en sus estudios, desde la secundaria hasta la facultad”, afirmó.

El sistema multiproductivo es su estrategia para enfrentar riesgos climáticos y económicos. “No nos dedicamos a una sola producción, vamos variando según las estaciones. Si una se pierde, la otra sostiene el mes. La nueva ley de chacra multiproductiva nos representa porque refleja lo que ya hacemos hace años”, destacó Nelda.

El compromiso con lo orgánico atraviesa también su forma de producir. “Utilizamos abono natural de las gallinas, cenizas en lugar de calcario y reciclamos materiales como cubiertas para los tomates. Eso ayuda a mantener la planta más fuerte y sin químicos”, explicó Antonio.

Las ferias francas, además de ser un espacio de venta, se convirtieron en un punto de encuentro comunitario y de construcción de identidad. “Nos invitaron hace 16 años y desde entonces no dejamos más. Los clientes valoran que puedan elegir alimentos frescos y sanos. Esa confianza se sostiene con trabajo constante”, resumió Nelda.

La historia de estas dos familias demuestra que la diversidad productiva es clave para la sostenibilidad. La horticultura, la piscicultura y la feria franca no solo mejoran la economía familiar, sino que también garantizan salud y arraigo. En cada verdura y pescado que llega a la mesa, se refleja la apuesta por una vida distinta, lejos de los monocultivos y más cerca de la comunidad.

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