Visión Misionera 2026 | El año en que la actividad bufalera empezó a afirmarse en Misiones

El 2025 dejó señales claras de crecimiento para la actividad bufalera en Misiones. Aunque todavía se trata de un sector emergente dentro del entramado ganadero provincial, el año mostró un aumento sostenido de productores, mayor visibilidad comercial y un trabajo asociativo que empieza a dar frutos.

“Estamos muy bien, realmente está creciendo la actividad, es impresionante”, resume Fernando Tejedor, presidente de la Asociación Civil Misionera de Bufaleros, al hacer el balance anual. Según explica, el interés por el búfalo ya no se limita a productores consolidados, sino que aparecen consultas permanentes de quienes buscan iniciarse o ampliar sus rodeos.

Ese crecimiento también se refleja en la vida institucional. Cuando la asociación se conformó, el número de socios rondaba los 50, pero hacia fines de 2025 ya superan los 70 productores registrados. “Y estoy seguro de que hay muchos más, porque hay gente que cría búfalos y no sabe que existe una asociación”, señala Tejedor, dando cuenta de una actividad más extendida de lo que muestran los registros formales.

Uno de los desafíos estructurales sigue siendo la falta de datos precisos. El presidente de la asociación explica que los sistemas oficiales no siempre discriminan al búfalo del ganado vacuno, lo que invisibiliza a pequeños productores. “Si alguien tiene tres búfalos y cien vacas, cuando vacuna, eso queda registrado como vacas, y el búfalo pasa desapercibido”, advierte.

Aun así, el movimiento en el territorio confirma la expansión. Mensajes, llamados y contactos informales revelan un circuito activo de compra y venta entre vecinos, motivado en muchos casos por la calidad de la carne. “Alguien le vende a otro porque probó la carne y le gustó, y eso no está registrado en ningún lado”, cuenta Tejedor.

En el plano comercial, 2025 fue un año de fuerte apuesta a la visibilización del producto. Uno de los hitos fue la presentación del búfalo carcasa entera en distintos eventos, comenzando en marzo en El Dorado, luego en agosto durante una fiesta rural en Patinal y, finalmente, en octubre en el Mercado Concentrador de Posadas.

“Fue un desafío grande, porque todo se hace ad honorem, muchas veces poniendo plata del bolsillo”, reconoce Tejedor. Sin embargo, destaca que el resultado fue positivo y que estas acciones deben pensarse como una inversión. “Estamos invirtiendo en nuevos consumidores, no es un gasto”, afirma.

La degustación cumplió un rol clave para romper mitos. Aunque se trata de un animal de gran porte, la carne de búfalo es magra y de alta calidad. “Todavía existe la idea de que es una carne dura, y eso no es así”, insiste el referente bufalero, subrayando la necesidad de mostrar el producto para cambiar percepciones.

En cuanto a las vías de comercialización, conviven distintos esquemas. La venta de animales en pie sigue siendo habitual, pero también hay productores que ya faenan y comercializan carne identificada como búfalo. En El Dorado, por ejemplo, dos establecimientos trabajan directamente con frigorífico, mientras que en el sur provincial cadenas comerciales como el Supermercado 2000 venden búfalo desde hace años.

A esto se suman carnicerías de Posadas y mercados como Andrecito, donde la carne es “muy apreciada”. Según Tejedor, la clave está en vender el producto como lo que es. “Muchas veces la gente consume búfalo creyendo que es vaca, y eso también es algo que queremos corregir”, explica.

Aunque el precio suele ser levemente inferior al de la carne vacuna, la aspiración del sector es clara. “Queremos que compita mano a mano con la carne de vaca y que valga lo mismo”, señala el presidente de la asociación, convencido de que la calidad del producto lo justifica.

En los remates, la presencia del búfalo también creció, aunque de manera gradual. “No hay tantos animales ni tantos compradores como en el vacuno”, aclara Tejedor, y advierte que el mercado misionero no es infinito. En este sentido, Corrientes sigue siendo un proveedor importante, pero Misiones comienza a generar su propia oferta.

Otro eje estratégico del año fue la incorporación de tecnología, especialmente en genética. La producción bufalera arrastra un problema histórico de consanguinidad debido al bajo número de animales originales en el país. Frente a eso, la inseminación artificial y la importación de semen de Brasil e Italia aparecen como herramientas centrales.

“Lo que buscamos es mejorar la calidad genética y evitar parentescos”, explica Tejedor, quien relata situaciones habituales en campo, como la necesidad de renovar toros para evitar cruces con hijas. Este recambio permanente, además, dinamiza el mercado local de reproductores.

Con la mirada puesta en 2026, los objetivos pasan por consolidar la actividad y ampliar la visibilidad. La participación en una expo agroindustrial en la zona centro, nuevas degustaciones y la posible realización de una fiesta provincial del búfalo forman parte de la agenda. “La idea es sumar más productores y ordenar la comercialización para no fallar al consumidor”, concluye Tejedor, dejando claro que el desafío del próximo año será transformar el crecimiento en estabilidad.

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