El emprendimiento de yerba mate, liderado por Nicolás Tiferes, fusionó tradición y tecnología al lanzar un sistema de inversión basado en tokens digitales. En apenas 24 horas agotaron las primeras 2.000 unidades, abriendo una nueva etapa para la industria yerbatera.
Mathienzo, una empresa porteña dedicada a la venta de yerba mate, se convirtió en pionera al unir la tradición con la innovación tecnológica. Su propietario, Nicolás Tiferes, explicó que el objetivo es “expandir el ADN de la yerba mate fuera del radar habitual, conectando tecnología con tradición”. A través de la tokenización, buscan que personas de todo el mundo puedan conocer y participar en la industria desde un nuevo formato.
El proyecto consiste en crear tokens digitales que representan lotes de yerba mate, disponibles para inversores en cualquier parte del planeta. “Lanzamos un lote de 2.000 unidades como prueba piloto y se agotó en 24 horas”, reveló Tiferes, destacando la sorpresa y entusiasmo que generó la propuesta tanto en el público local como en el ecosistema cripto.

Cada token equivale a 11 paquetes de yerba mate Mathienzo. Los compradores pueden elegir entre dos opciones: retirar su inversión con ganancia o transformarla en producto a un precio diferencial. “Cada uno decide lo que quiere: puede quedarse con la rentabilidad o llevarse yerba mate a un valor preferencial”, explicó el empresario.
La iniciativa fue posible gracias a la colaboración con R3al Blocks, una startup especializada en blockchain y tokenización. “Venimos de un rubro extremadamente tradicional y ellos nos propusieron sacudir el tablero”, comentó Tiferes. Así, Mathienzo se convirtió en la primera compañía de yerba mate tokenizada del mundo, marcando un antes y un después en la forma de invertir y consumir este producto emblemático.
El impacto no tardó en llegar. La propuesta, difundida inicialmente en Argentina, generó gran interés en redes sociales y medios especializados. “En su mayoría fueron argentinos los que compraron, pero también tuvimos consultas de lugares impensados, como Turquía”, contó Tiferes. Algunos inversores extranjeros, incluso sin conocer cómo se prepara un mate, se sumaron atraídos por la novedad y el potencial del proyecto.
Para Tiferes, esta repercusión trasciende lo comercial. “No es solo Mathienzo, estamos dando a conocer en cada vez más lugares la hoja de yerba mate”, aseguró, con orgullo. En su visión, el emprendimiento no solo promueve el consumo del producto, sino también una forma de integración cultural y tecnológica sin precedentes.
El éxito del primer lote impulsó a la empresa a planificar una nueva emisión de tokens. “La idea es seguir expandiendo y aprovechando este universo lleno de oportunidades”, adelantó Tiferes. Según explicó, la tokenización es solo un vehículo para fortalecer la marca, abrir nuevos mercados y desarrollar proyectos sustentables.
Además, Mathienzo planea conectar esta innovación con objetivos de impacto ambiental. “Estamos trabajando en iniciativas de sustentabilidad y biodiversidad, especialmente en la región de la selva misionera”, detalló el fundador. Estas acciones buscan integrar la producción con el cuidado del entorno natural, alineando la identidad de la yerba mate con un propósito más amplio.
“Hay una conexión entre el propósito y el mundo cripto”, reflexionó Tiferes. “Inversores de cualquier lugar —sea de Siberia, Buenos Aires o Misiones— pueden sumarse a una causa que va más allá de la marca.” Para el emprendedor, el verdadero valor del proyecto reside en el sentido de pertenencia que genera entre productores, consumidores e inversores.



Con yerba mate que se produce en Misiones, Matihienzo logró posicionarse con productos originales
La historia de Mathienzo comenzó en 2012, lejos de los yerbales de Misiones. Su fundador recordó que todo nació de una búsqueda personal: “El proyecto no arrancó en la industria yerbatera, sino en el mate como objeto. Yo necesitaba resolver un problema: mis mates se pudrían.” Desde su estudio de diseño industrial en Buenos Aires, desarrolló un mate de silicona de colores vibrantes, práctico, indestructible y pensado para un público urbano que buscaba comodidad y estilo.
Aquel producto innovador se convirtió rápidamente en un éxito. “El mate de silicona fue nuestro producto estrella durante varios años”, contó Tiferes. A partir de esa experiencia, empezó a descubrir un propósito más profundo: conectar el diseño con una tradición centenaria. Esa inquietud lo llevó a viajar a Misiones, donde comenzó a vincularse con productores y a aprender desde cero sobre las particularidades de la yerba mate.
“Me junté con varios productores para entender las diferencias entre moliendas, estacionamientos, y procesos naturales”, relató. Con el tiempo, decidió apostar por una yerba de altísima calidad, con dos años de estacionamiento natural, elaborada en Oberá, Misiones. Su objetivo era claro: entrar en un nicho selecto, donde la calidad y el valor agregado marcaran la diferencia.
Tiferes comparó su visión con el mundo del vino: “La mejor etiqueta de vino lleva la mejor uva; con la yerba mate pasa lo mismo.” Por eso, Mathienzo se mantuvo siempre fuera de las grandes cadenas, priorizando el control de calidad y la cercanía con el consumidor. Así nació el concepto de una yerba premium, con identidad y sentido de pertenencia. “Buscábamos que la gente se sintiera orgullosa de mostrar el paquete, de compartir un mate con Mathienzo.”
El nombre, cargado de historia familiar, también forma parte del ADN de la marca. “Mathienzo era un código familiar, algo que se decía entre amigos. Al principio no me convencía, pero después entendí que transmitía cercanía, pertenencia y calidez.” Ese espíritu, sumado al trabajo constante, permitió posicionar a Mathienzo en un rubro competitivo y exigente.
Durante años, Tiferes se presentó en el mercado como comerciante de una “yerba mate premium”. Pero con el tiempo, esa etiqueta perdió sentido. “Me di cuenta de que todos decían tener buena calidad. Dejé de diferenciarme y necesitaba un nuevo propósito.” Ese cambio de mentalidad fue el punto de inflexión para el emprendimiento.
En 2022, Mathienzo vivió su gran transformación: un rebranding integral y una expansión conceptual. “Dejé de vender solo yerba; empecé a expandir la industria en todas las direcciones posibles.” Así nacieron nuevos productos, como Mathienzo Tonic y el Polvo de Yerba , una bebida gasificada orgánica con base de yerba mate, pensada para el sector gastronómico y hotelero.
El último desarrollo fue un polvo de pura hoja de yerba mate, creado junto a Fidel Foods, que permitió llevar la esencia del producto a la pastelería, la coctelería y la cocina gourmet. “Hoy la yerba mate no está solo en un mate: está en tortas, budines y helados. Tiene un potencial enorme.” Esa visión resume el camino de Mathienzo: un emprendimiento que partió de una necesidad personal y terminó abriendo nuevos horizontes para una industria que representa la identidad de Misiones.






Mathienzo logró algo poco común: unir la tradición con la innovación sin perder su esencia. Lo que empezó como una solución casera terminó convirtiéndose en una marca que apuesta por la tecnología, la calidad y las nuevas formas de consumir yerba mate.
🧉 Las ventas de yerba mate cerraron el tercer trimestre con 249 millones de kilos, entre mercado interno y exportacioneshttps://t.co/6bkBySSclv
— misionesonline.net (@misionesonline) October 27, 2025



