Agregar valor en tiempos de incertidumbre: el camino de Yerba Mate León desde la producción primaria

En un contexto de precios bajos para la materia prima y cambios profundos en el sector yerbatero, Ygor Sobol hizo del agregado de valor una estrategia de supervivencia y crecimiento. El recorrido de un productor que pasó del yerbal al mercado, con la mirada puesta en nuevos consumidores y en el futuro de la actividad.

Para Ygor Sobol, el último año no se explica sin la palabra transformación. “Como productor, realmente hubo bastante incertidumbre estos dos últimos años, netamente de adaptación”, resume. En ese escenario cambiante, el nacimiento y consolidación de Yerba Mate León marcó un punto de inflexión personal y productivo, en un momento donde la producción primaria quedó, como él mismo describe, “librada al azar”.

Aunque la marca salió al mercado hace poco más de un año, el proyecto venía gestándose desde hacía al menos cinco. “Ya venía trabajando con la marca, pero tuve que salir lo antes posible y de forma urgente al mercado”, explica, reconociendo que la crisis yerbatera aceleró decisiones que todavía estaban en proceso de maduración.

El contraste entre producir hoja verde y comercializar un producto terminado fue inmediato. “Hoy el balance es muy positivo”, señala Sobol, destacando que Yerba Mate León ya está presente en numerosos puntos del país y comenzó a dar sus primeros pasos fuera de Argentina. Un recorrido que, en sus palabras, no estuvo exento de tensiones, pero sí cargado de aprendizaje.

El armado del proyecto implicó tiempo, estudio y una estrategia clara de alianzas. “Salir tampoco es sencillo, fue un trabajo bastante intenso”, admite. En ese camino, Sobol remarca el valor del trabajo colectivo: equipos en Buenos Aires, contactos en Córdoba, familiares, amigos y distribuidores fueron claves para que la marca empezara a circular por distintos rincones del país.

En términos productivos, el esquema elegido fue el del fazón. Sobol mantiene la producción primaria y la comercialización, mientras terceriza etapas intermedias con secaderos y molinos ya instalados. “Tengo básicamente dos eslabones de la cadena y el resto lo tercerizo”, explica, y lo presenta como una alternativa viable en un contexto sin líneas de crédito para grandes inversiones industriales.

Lejos de pensar el modelo como una receta única, el productor sostiene que hay múltiples caminos posibles. “No quiere decir que los productores no puedan salir de una forma más pequeña”, aclara, y plantea que avanzar de a poco, con alianzas o estructuras consolidadas, puede ser una salida concreta frente a la crisis.

El mayor desafío, reconoce, aparece en la etapa comercial. “Llegar a las grandes cadenas de supermercados e hipermercados es lo más complicado”, señala. Mientras tanto, la marca se apoya en pequeñas tiendas especializadas, distribuidores locales e influencers que, de manera genuina, ayudaron a visibilizar el producto.

La propuesta de Yerba Mate León apunta a un perfil de consumo específico: una yerba tipo barbacuá, suave, con bajo contenido de polvo y hojas más grandes. “La gente busca un producto equilibrado, distinto al consumo tradicional más pesado”, explica Sobol, y destaca la buena recepción que tuvo la marca entre nuevos consumidores.

Más allá del sabor, la marca busca transmitir otra idea de la yerba mate. “Queremos mostrar los beneficios del consumo, la energía que aporta la Ilex paraguariensis, el desarrollo mental y físico”, sostiene, con la mirada puesta en nichos que todavía no incorporaron el mate como hábito cotidiano.

En cuanto a la materia prima, Yerba Mate León combina producción propia con yerba de pequeños productores de la zona centro. “Arrancamos con yerba de terceros y ahora ya entró mi producción”, cuenta, marcando un vínculo que se mantiene activo pese a las dificultades del sector.

Desde ese lugar, Sobol no esquiva el debate sobre los bajos precios. “Siempre llevo un mensaje de unión”, afirma, y plantea que el fortalecimiento del productor pasa más por la organización colectiva que por la fijación de precios. “Si frenamos la salida de la materia prima entre todos, podemos manejar mejor los valores”, reflexiona, aunque reconoce que es un proceso que requiere tiempo y consenso.

De cara a 2026, las perspectivas se dividen. En lo comercial, el productor se muestra optimista: nuevos nichos, nuevos productos y el desarrollo de extractos y bebidas a base de yerba mate. En la producción primaria, en cambio, la incertidumbre persiste. “Hay que ver qué pasa con el Instituto, con el gobierno y con los mismos productores”, concluye, mientras Yerba Mate León empieza a mirar al mundo, incluso con experiencias iniciales de exportación, como el envío de un primer desarrollo a China.

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