El sector yerbatero encara una zafriña marcada por la incertidumbre ante altos costos y precios bajos

La yerba mate, emblema productivo del litoral, se encuentra en una encrucijada al iniciar la segunda etapa de cosecha del año, conocida como la zafriña. Mientras los yerbales muestran un buen desarrollo tras las lluvias primaverales, la situación económica del sector genera alarma. Los precios bajos, la falta de políticas de contención y el avance de plagas ponen en jaque a los pequeños y medianos productores, que llaman a resistir antes que vender por debajo del costo.

Estamos viendo de no iniciar la zafriña, estamos pidiendo a los productores que traten de resistir, de no regalar la producción”, expresó Jorge Skripczuk, productor de la zona centro. “Nuestro lema es el poder está en la chacra“. Y continuó “el daño económico ya se puede ver: es el peor precio de los últimos 20 años. No hay manera de sostener las labores culturales, así que es preferible dejar la hoja en la planta y esperar”.

La advertencia de Skripczuk refleja una necesidad generalizada: reducir la oferta de hoja verde para no seguir profundizando la caída del precio.

Según los productores, durante la última cosecha gruesa, el promedio fue de 260 pesos por kilo de hoja verde, en muchos casos con pagos diferidos en cheques a 90 días, y hasta 100 pesos en planta, valores considerados irrisorios para la realidad de los costos actuales.

La crisis económica es el efecto de las desregulaciones del sector. Con la intervención estatal debilitada sin la presencia de un presidente del INYM, el precio de la materia prima volvió a quedar a merced de las industrias y secaderos, generando un fuerte desequilibrio entre los distintos eslabones de la cadena. “La provincia no tiene un proyecto agrario que defienda a los pequeños y medianos productores”, advirtió Hugo Sand, productor de Oberá y referente histórico de la lucha yerbatera.

Pese a todo, la brotación de los yerbales es considerada “excelente”. “Hay mucha producción este año, las lluvias acompañaron muy bien”, señaló Sand. Sin embargo, el ataque del rulo —una plaga que afecta los brotes tiernos— empieza a hacerse visible en algunos lotes.

El “rulo” es el nombre común del Gyropsylla spegazziniana, una diminuta plaga que deforma las hojas nuevas y debilita la planta. Su incidencia suele aumentar luego de las cosechas, cuando el arbusto está más vulnerable. “Se está dando en las plantaciones donde se hizo la cosecha y la planta está débil”, explicó Skripczuk. “En las que no se cortaron este año, todavía no se nota la presencia del rulo”.

Desde Oberá, Sand recomienda no aplicar venenos: “Todavía no hay daño económico. Si ponemos químicos, matamos también los controles biológicos naturales y los ataques después son peores. La clave es hacer cosechas tempranas, permitir que la planta cicatrice y que con los primeros calores de agosto brote con fuerza”.

En el norte, en cambio, la situación es más preocupante. Julio Peterson, productor de Andresito y subsecretario de Asuntos Yerbateros, alertó que “el ataque es alevoso” y podría comprometer la próxima cosecha. “Una vez que el rulo ataca no hay nada que hacer, hay que prevenirlo. Pero los productores no pueden aplicar preventivos ni fertilizantes, porque los costos son muy altos y los precios no acompañan”.

Yerba Mate con presencia de rulo

En la zona de San Pedro, en tanto, Waldemar Schwider informó que los yerbales se encuentran en buenas condiciones y sin presencia de plagas. “La brotación es pareja y saludable. El problema, como en todos lados, sigue siendo el precio y la demora en los pagos”, resumió.

Con realidades dispares según la región, pero un mismo diagnóstico económico, el sector yerbatero encara una zafriña marcada por la incertidumbre.

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